La TDT es un claro fracaso en España. Antes del 6 de mayo desaparecerán nueve canales y otros ocho canales también podrían desaparecer en poco tiempo debido a una sentencia del Tribunal Supremo sobre la concesión ilegal de los canales. Unido a esto, la calidad de imagen está estancada y no se aprovechan todas las ventajas que puede ofrecer este tipo de tecnología.
La Televisión Digital Terrestre llegó a nuestro país para sustituir a la Televisión Analógica Terrestre debido a sus numerosas ventajas comocanales de la TDT desaparecerán antes del 6 de mayo debido a una sentencia del Tribunal Supremo. Los canales afectados son La Sexta 3, Xplora y Nitro de Atresmedia; La Siete y Nueve de Mediaset; MTV e Intereconomía de Net TV; y AXN y Marca TV (ya desaparecido) de Veo TV. La sentencia del Tribunal Supremo ha itido que la concesión de estos canales fue realizada incumpliendo la Ley Audiovisual, la cual indica que la concesión se debe hacer con un concurso público, y en estos casos no se hizo, ya que el reparto fue hecho por medio de una resolución de julio de 2010. Es decir, por culpa de un error istrativo se va a producir el cierre de nueve canales de TDT y es posible que otros ocho tengan que recorrer el mismo camino si prospera otro recurso interpuesto por la empresa Infraestructuras y Gestión 2002 S.L.
El consumidor es el gran perjudicado
El Ministerio de Industria ha confirmado que se debe acatar la sentencia del Tribunal Supremo y recuerda que el reparto fraudulento se produjo durante el Gobierno del PSOE. Como siempre uno se echan las culpas al otro, aunque recordemos que el actual Ministro de Industria, José Manuel Soria, había prometido a los operadores que podrían hacer uso de la banda de 800 MHz en enero de este año y ya nos encontramos en abril. La fecha límite para la disponibilidad de esta banda es el 1 de enero de 2015 y con la supresión de estos nueve canales de la TDT es posible que dicha banda no pueda estar disponible para la fecha límite fijada, lo que supondría un alto coste para el Gobierno y lo que se traduce en un coste para las arcas públicas y para todos, siendo el consumidor el gran perjudicado de todo este tinglado.