Los países de la OTAN se reúnen para desarrollar acciones de defensa común frente al ataque de cibercriminales. El robo de información secreta y los ataques contra servicios informáticos cada vez supone un riesgo mayor para los distintos países.
Hoy jueves ha comenzado en Gales una cumbre de dos días con la que los países de la OTAN pretenden desarrollar una política de defensa común ante
Asistencia mutua ante el “ciberterrorismo”
Este es sin duda un gran paso en la lucha contra el cibercrimen, no solo como medida disuasoria debido a la imagen de fuerza común que surge de la unión los distintos países que podrán prestarse asistencia mutua entre sí, sino que además permitirá compartir información y recursos para combatir las amenazas de piratas informáticos. No obstante, el desarrollo de estas políticas de defensa no está exento de incertidumbres y polémicas, ya que no parece del todo claro, cuando se puede situar el límite en supuestos ciberataques para pasar a considerarlos una violación de las cláusulas reflejadas en el tratado de la OTAN.
En 2009, Estonia sufrió un ataque de denegación de servicio que afectó a buena parte de sus comunicaciones durante tres semanas y el país europeo solicitó ayuda técnica y apoyo a la OTAN. La autoría de dicho ataque no quedó demostrada por completo, pero muchos expertos aseguran a que Rusia estaba detrás de él ya que los hackers podrían pertenecer a un grupo que contaba con apoyo del gobierno ruso. El gobierno de Putin ha tenido varios rifirrafes con la OTAN a lo largo de los años y sin duda, tras las informaciones destapadas por Edward Snowden y el asilo político que está recibiendo de Rusia el exfuncionario de Estados Unidos, no parece extraño que se quieran tomar medidas ante un hipotético conflicto futuro que puede tener su epicentro en algún ataque informático.