Hacemos un repaso a los casos más peculiares de campañas crowdfunding que terminaron siendo un timo. Desde productos que resultaron inacabados a estafas montadas con el objetivo de conseguir dinero fácil, vemos ejemplos de los riesgos de apoyar una campaña de financiación colaborativa.
Los proyectos crowdfunding son aquellos que solicitan de los s interesados en el producto o servicio planteado, el apoyo económico necesario para sacar adelante el desarrollo inicial ante la falta en muchos casos de la financiación necesaria obtenida por otros medios. Páginas como KickStarter o Indiegogo en el ámbito internacional, o portales nacionales como Lánzanos o Fromlab, son solo algunos ejemplos de estas plataformas de financiación colaborativa que sacan adelante proyectos tan variados como dispositivos electrónicos, producciones musicales o audiovisuales, y prácticamente cualquier cosa que tenga como origen una idea creativa a falta de una inyección económica.
Pero a veces hay que tener cuidado con el proyecto que se va a apoyar, ya que algunos han aprovechado el altavoz que suponen estos portales para promocionar campañas que más adelante han resultado ser una estafa. Vamos a hacer un repaso de algunos de los ejemplos más sonados, que han buscado el dinero fácil a través de estos canales de financiación.
Caso 1: El producto inacabado
En algunas ocasiones, la intención inicial de llevar a cabo el desarrollo anunciado tal vez estaba presente, pero por circunstancias propias de la producción o problemas aparecidos a posteriori, el resultado final ha dejado mucho que desear. En este sentido tenemos aún reciente el caso de Kreyos, un supuesto reloj inteligente que tras recaudar 1,5 millones de dólares en Indiegogo, levantó las iras de los compradores al distar un mundo entre la promesa del proyecto en la campaña, y el desilusionante resultado final que no incorporaba muchas de las funcionalidades anunciadas. Eso sí, el responsable no tardó en colgar fotos en las redes sociales con su nuevo Ferrari, fruto del éxito de recaudación alcanzado.
Películas, álbumes de artistas que no encuentran el apoyo de ninguna discográfica, o videojuegos independientes, suelen ser temas frecuentes en los portales de crowdfunding, pero por mucho que nos llame un proyecto, debemos ser cautos a la hora de invertir en el mismo, y asegurarnos que las referencias que tenemos de los responsables del proyecto sean las adecuadas. En algunos países, como España, el Gobierno ha empezado también a regular este tipo de actividad, aunque no parece que eso vaya a evitar que en el futuro se sigan produciendo nuevos casos de timos en campañas de crowdfunding.