La «revolución tecnológica». ¿Cuántas veces hemos oído este concepto? En tiempos, con el teléfono móvil y, más adelante, con el teléfono inteligente. Ahora, el turno le toca al reloj inteligente. Y la pregunta que todos nos hacemos: ¿De verdad necesito un reloj inteligente? Qué es una necesidad, qué posibilidades ofrece un dispositivo de este tipo y por qué necesito -o no- un reloj inteligente.
Empecemos por el principio: La necesidad es relativa
La pirámide de las necesidades, teoría de Abraham Maslow, establece una escala de las necesidades de orden jerárquico realmente interesante para reflexionar sobre este tema. Básicamente, la teoría de Maslow establece que sólo se atienden necesidades superiores cuando las necesidades inferiores han sido satisfechas. Por lo tanto, el ser humano aspira a satisfacer necesidades superiores. Ahora bien, en esta jerarquía de necesidades encontramos sólo cinco grandes grupos, siendo el último de ellos el correspondiente a la «autorrealización».
No, siguiendo lo que subrayó Abraham Maslow, un reloj inteligente no encaja con nuestras necesidades fisiológicas. Tampoco con las de seguridad, afiliación o reconocimiento… ¿o sí? Más adelante continuamos de una forma aún más explícita con esta teoría y la argumentación en base a la misma, pero veamos antes qué es exactamente un reloj inteligente, principalmente en función de las posibilidades y funciones que ofrecen.
¿De verdad necesito un reloj inteligente?
«Lo prometido es deuda», dicen, así que toca retomar la teoría de las necesidades de Abraham Maslow para resolver esta incógnita. Según sus palabras, «sólo las necesidades no satisfechas influyen en el comportamiento de todas las personas» y «cuando una persona logra controlar sus necesidades básicas aparecen gradualmente necesidades de orden superior». Y en este punto, sería interesante situar como necesidad justo inferior el teléfono inteligente. ¿Por qué? Porque la mayoría de s encontrarán que el teléfono inteligente es capaz de cumplir con las funciones de un reloj inteligente.
Entonces, si un teléfono inteligente o smartphone puede cumplir con las funciones de un smartwatch, ¿cómo iba éste último a ser una «necesidad superior»? Y saliendo, ligeramente, de la teoría de las necesidades de Maslow, apliquemos esta humilde tesis a nosotros mismos. ¿Qué ofrece un smartwatch? ¿Qué, de todo eso, necesitamos nosotros? Quizá más adelante sí.