Con la llegada del calor y las altas temperaturas, el rendimiento general de los PCs, especialmente de los ordenadores portátiles, puede verse seriamente afectado si no lo utilizamos tomando una serie de medidas para evitar su sobrecalentamiento.
Una de las principales razones por las que los ordenadores portátiles se calientan es porque los sistemas de refrigeración son más limitados que los de una torre convencional, todo ello a pesar de que el consumo energético de sus componentes sea menor. Los tres principales componentes a los que afectan las altas temperaturas veraniegas son el disco duro, el sistema gráfico y el procesador del sistema, que son precisamente tres de los que más influyen en el rendimiento del equipo. Por lo tanto cuando su temperatura sube, para proteger al equipo automáticamente bajan su velocidad de proceso, algo que puede resultar desesperante.
Tenemos soluciones tanto a nivel de hardware como a nivel de software para paliar estos inconvenientes. En el primero de los casos, una de las soluciones se basa en la compra de una base de refrigeración, componente que encontraremos prácticamente en cualquier tienda de elementos electrónicos o grandes superficies por un precio de entre 15 y 40 euros aproximadamente.
Otra de las recomendaciones que os hacemos es bajar el brillo de la pantalla en los meses de más calor, usar el rendimiento máximo del procesador tan solo en aquellos momentos que lo requieran o evitar usar el equipo en los momentos del día de más calor. Hay que tener en cuenta que llevar a cabo todas las tareas mencionadas hasta el momento, además de ayudar a que el rendimiento del sistema no disminuya, probablemente aumente la vida útil de nuestro portátil, ya que sus componentes estarán siempre mejor cuidados y su funcionarán correctamente durante más tiempo.