Cuidado con las extensiones de tu navegador; podrían estar vendiendo tu historial

Uno de los principales problemas de seguridad que presentan los navegadores se encuentra en las extensiones. La clave está en los permisos que éstas soliciten al instalarle. Tal y como pasa con las aplicaciones en Android, si no revisamos a qué puede acceder una extensión o aplicación, ésta puede estar recogiendo información sobre nuestra navegación en la web.
En función de cómo esté diseñada una extensión y los permisos que tenga, ésta puede recopilar cualquier dato de nuestra navegación en la web. En el caso que nos ocupa, una empresa de publicidad recopilaba
A pesar de que los datos a los que tuvieron los periodistas fueran de s de Alemania, la extensión se ha descargado más de 140 millones de veces, por lo que es seguro que hay otras colecciones de datos de s de todo el mundo.
Los datos no eran anónimos
Lo peor del asunto es que los datos que recopilaba la empresa no estaban anonimizados del todo, por lo que el equipo de investigadores del diario NDR pudieron incluso identificar a determinados s a partir de la información que recopilaba la extensión. En concreto, se guardaban correos electrónicos que utilizaban los s para cuentas de PayPal, o nombres de de Skype. De esta manera, las palabras de WOT de que los datos son 100% anónimos quedan en papel mojado.
Poder asociar esta información a personas supone poder incluso descubrir determinada información que puede poner en aprieto a la persona identificada. Por ejemplo, los periodistas descubrieron información de investigaciones policiales, intereses financieros de determinadas empresas, las preferencias sexuales de un juez, o búsquedas relacionadas con drogas, prostitución, o enfermedades.
Otro problema que genera esto es que al guardarse las URL que visitan los s, se puede volver a acceder a esa URL única generada. Este es el caso de un archivo almacenado en un servicio de almacenamiento público sin la seguridad adecuada, cuya URL permite acceder al archivo personal del .
Por último, la extensión también recogía información como la fecha y lugar desde el que se accedía al contenido. La información, al venderse a terceros, puede luego revenderse al mejor postor, que puede hacerla pública con el fin de dañar o extorsionar a un determinado en función de su navegación.