La industria del entretenimiento además de las organizaciones que luchan contra la uso ilícito de los contenidos sujetos a derechos de autor en Internet, lleva ya muchos años de «batalla» para intentar que millones de internautas en todo el mundo no tengan la posibilidad de acceder a estos contenidos.
Sin embargo y en base a la experiencia adquirida hasta a fecha, los resultados obtenidos en forma de éxitos en este sentido no parecen ser los imaginados en un principio por Hollywood y demás entornos antipiratería. Y es que enfrentarse y luchar cara a cara contra algo tan extenso como es Internet, es harto complicado, al menos hoy día. Hay que tener en cuenta que la batalla contra sitios de ficheros torrent ya dura más de una década con amenazas, denuncias, cierres, etc. Sin embargo cada vez que se logra un objetivo en forma de desaparición de un portal de este tipo, en la Red aparecen otros cuantos como imitadores, sucesores, o los mismos que han cerrado pero con otro dominio.
Sin embargo, como casi todo, el mundo de la piratería también ha ido evolucionando con el paso de los años, por lo que Hollywood tiene ahora una amenaza en este sentido mucho más compleja de tratar que lo acontecido hasta el momento. De hecho, tal y como ya anunciado la propia MPAA (Motion Picture Association of America), nos encontramos inmersos en lo que se podría denominar como la época de la “piratería 3.0”.
¿Qué engloba realmente la Piratería 3.0?
Y es que tras una ardua lucha contra las webs de Internet y las redes P2P relacionadas con el intercambio de contenidos «pirata» a través de lo populares ficheros torrent, la visualización de películas y series de manera gratuita vía streaming, ha llegado la tercera fase en el mundo de la piratería de estos contenidos con los dispositivos ilegales que se encargan de transmitir todo tipo de archivos multimedia de manera gratuita. De hecho muchos están comparando el uso de estos set-top-box preparados de antemano para la piratería con el uso de la popular plataforma Netflix, y similares, pero en este caso si desembolsar un solo euro a los titulares de derechos.
repositorios de add-ons que existen en la actualidad. Hay que tener en cuenta que el dispositivo en sí no es ilegal, el software en sí, no es ilegal, sin embargo la confluencia de ambos junto a un pequeños código añadido, convierte al conjunto en una poderosa arma para la piratería on-line con la que es muy complicado lidiar.
Todo esto es algo que se está extendiendo por Estados Unidos y buena parte de Europa de una manera masiva, igualando por ejemplo a la popularidad de servicios legales como Spotify o Netflix. El resultado de todo ello es un servicio pirata operando a una escala masiva y sin tener, al menos por el momento, una solución clara para todo ello.