Cómo tener con un SSD y un disco duro en Windows y evitar quedarse sin espacio

Lo ideal sería tener instalado en el ordenador un único SSD de gran capacidad, la suficiente como para no necesitar otra unidad de almacenamiento. Un disco duro, sin embargo, no prestaría el mismo rendimiento. Pero dados los precios de los SSD, parece que ahora mismo, la mejor opción para tener el mejor precio y rendimiento pasa por usar una configuración de SSD más disco duro. Pero ¿cómo se puede gestionar todo esto? Te explicamos cómo, si eres de Windows 10.
Paso 1: Migrar Windows 10 de HDD a SSD
El primer paso de todos, si acabas de instalar tu nuevo SSD en el ordenador, es migrar el sistema operativo del disco duro al SSD. Esto te será necesario si el ordenador no es nuevo, claro, sino puedes saltar directamente al próximo paso. Puedes migrar Windows 10 del HDD al SSD siguiendo los pasos que de detallamos a continuación, y con el programa que te recomendamos más adelante:




El programa usado es EaseUs Todo Backup –tienes la descarga a continuación-, y lo que debemos hacer es clonar el contenido del disco duro en el que esté instalado Windows 10 y llevarlo a la nueva unidad SSD, seleccionando la opción ‘optimizar para SSD’. ¿Problema? Que es probable que no tengas espacio suficiente en el nuevo SSD. En ese caso, bien puedes pagar por el programa para que se desbloquee la opción de migrar solo el sistema operativo. O bien puedes empezar desde cero haciendo la instalación nueva en Windows 10; evidentemente, es bastante más tedioso. Y siempre deberíamos hacer una copia de seguridad de los archivos y documentos que no queramos perder.
Paso 2: Cómo instalar nuevos programas en el SSD o HDD, donde tú decidas
En tu ordenador, abre Configuración > Sistema > Almacenamiento. Aquí podrás ver, en la sección de almacenamiento local, las unidades de almacenamiento –y particiones- de que dispone el equipo, su espacio de almacenamiento disponible y el utilizado. Con el sensor de almacenamiento activado puedes dejar que Windows 10 libere espacio de forma automática cuando sea posible, y más abajo encontrarás Más configuraciones de almacenamiento, que es lo que nos interesa, para acceder a la opción ‘Cambiar la ubicación de almacenamiento del contenido nuevo’.
¿Y si quiero que algo se vaya al SSD o HDD, o al revés, en una ocasión puntual?
Aunque en los primeros apartados hemos visto cómo guardar por defecto determinados tipos de archivos en una unidad o la otra, también se puede hacer de forma manual. Cuando vas a guardar un nuevo archivo que, por ejemplo, has descargado desde Google Chrome, el explorador de archivo de Windows 10 te deja escoger el nombre para el fichero, pero también la carpeta en la que quieres guardarlo ¿verdad? Pues, si quieres cambiar la unidad, es tan sencillo como cambiar de C: a F:, por ejemplo, y ya está. Ahora bien, Windows 10 recordará esa ubicación la próxima vez, así que no olvides modificarla si corresponde.
Exactamente lo mismo ocurre cuando vas a abrir un archivo con un programa. Si quieres abrir un .docx con Word, por ejemplo, se abrirá el explorador de archivos para encontrar ese documento de texto. Solo tienes que cambiar la ruta como si estuvieras buscando otra carpeta, pero llegando incluso a cambiar la unidad para que el archivo aparezca en el SSD o disco duro, donde sea que lo hayas guardado.
En este sentido, la istración de SSD y HDD funciona, en realidad, de una forma parecida a las carpetas. Se trata de unidades de almacenamiento, pero podemos almacenar archivos en una localización o en la otra de la misma manera que si fueran carpetas de una misma unidad. Y así, podremos tener SSD y HDD en un ordenador, para máximo rendimiento y capacidad de almacenamiento, sin problemas.