La DGT advierte de los peligros más frecuentes al conducir bajo la lluvia y cómo actuar

Con la llegada del otoño, los fenómenos atmosféricos afloran y en carretera se deben reforzar los hábitos de conducción para llegar sanos y salvos a nuestros respectivos destinos. En este contexto, la lluvia es una de las condiciones meteorológicas más comunes y no debemos confiarnos cuando emprendemos nuestro viaje, pues una calzada mojada puede resultar más peligrosa de lo que crees. Sin ir más lejos, el aviso de la DGT va encaminado a reflejar los riesgos más recurrentes y cómo debemos sortearlos.
Si estás pensando en salir de viaje, has de saber que en las estaciones de otoño e invierno las temperaturas bajan con regularidad, produciéndose heladas en la carretera, pero lo más habitual es que la lluvia se convierta en uno de los mayores enemigos para los conductores, en especial en periodos torrenciales. Y es que las posibilidades de sufrir un accidente aumentan en un 70 %, según los expertos en seguridad vial.
No obstante, no hay que tenerle miedo, ni mucho menos, a conducir bajo la lluvia, ya que necesitamos coger el coche en nuestra vida cotidiana, como ir al trabajo o recoger a nuestros hijos al colegio, por ejemplo. En cualquier caso, nunca está de más insistir en que se debe tener sumo cuidado en circunstancias donde el pavimento se encuentra totalmente encharcado. Pero, ¿cuáles son los peligros que podemos encontrarnos y cómo debemos actuar en consecuencia?
Cuidado con la distancia de seguridad
Si en condiciones normales, la DGT avisa de mantener una distancia de seguridad prudente con el vehículo que te precede, en tiempos de lluvia deberás tener más precaución si cabe con una separación bastante más pronunciada.
De esta forma, tendrás más tiempo de reacción al detener tu vehículo, pues podrías incluso presenciar un deslizamiento producido por las primeras gotas que caen al mezclarse con el polvo. Así evitarás chocar con el coche de delante y rehuir de un posible contratiempo. De hecho, ciertos informes vaticinan que frenar en asfalto mojado es de 32 metros más a una velocidad de 90 km/h con respecto a un suelo seco.
Faros siempre encendidos y cristales desempañados
La mayoría de coches modernos encenderás las luces automáticamente en cuanto prevean que se aprecia oscuridad a causa de la aglomeración de nubes, pero si tu vehículo es más antiguo, deberás de activar las luces de cruce en el momento que empiece a llover. Esto es recomendable para fomentar tu visión y que los demás conductores puedan percatarse de tu presencia.
También es importante mantener una buena climatización, ya que el vaho que genera el temporal de lluvia y frío en el interior de los coches es perjudicial para tu visibilidad. En esta ocasión, lo mejor es mezclar el aire acondicionado con el calor de la calefacción, y dirigir la combinación hacia la luna delantera.
Neumáticos en mal estado
Otra de las causas más probables por la que podrías tener un grave accidente y producirse el famoso acuaplanin, es por llevar puestas unas ruedas desgastadas. La profundidad mínima del dibujo debe ser de al menos 1,6 milímetros, pero es mejor que no se desgaste demasiado. Para comprobarlo, puedes usar una moneda de 50 céntimos y mirar si sobresale lo suficiente para saber que ese neumático no está en plenas de condiciones de emprender el trayecto.
Finalmente, la velocidad es otro de los aspectos que juegan en nuestra contra cuando llueve con intensidad. Conducir más despacio es una de las decisiones más sensatas que puedes aplicar, con el fin de frenar con mayor precisión cuando el tráfico sea muy denso.