A la hora de tener nuestro coche limpio e impecable, hay unas zonas que resisten más a seguir sucias que otras. Las llantas, por su posición tan pegada al suelo son unas de las que más sucias estás y en las que más se nota. Es por ello que muchas personas recurren a soluciones como un limpiagrasas y es un gran error.
En las siguientes líneas vamos a contarte por qué lo estás haciendo mal usando estos productos de limpieza en tu vehículo y cuáles serían las mejores alternativas para el proceso de limpieza a partir de ahora.
Los peligros de un quitagrasas
Las llantas son uno de los elementos de nuestro vehículo que más cuesta que estén limpias, ya que es de los que más expuestos están a la suciedad. La altura tan cerca del suelo hace que sean más proclives a ensuciarse y, además de manchas como lluvia o polvo, cuesta más limpiarse simplemente con jabón y un chorro de agua, como sí pasa con la carrocería.
El problema cuando limpias las llantas es que no estás limpiando realmente grasa, sino ferodo. Lo que conocemos popularmente con este nombre suele hacer referencia al material de fricción de las pastillas de los frenos de disco, de los discos de fricción de los embragues o que su uso se aplica también en las zapatas de los frenos de tambor. De esta forma, los restos que arrojan las pastillas de freno tienen formas mejores de limpiarse.
Hay productos específicos para la limpieza de llantas. Estos pueden ayudarte a despegar la suciedad del ferodo, a la vez que el producto deja una capa invisible en la superficie que repele todo tipo de líquidos y polvo. Esto mantiene la superficie limpia durante más tiempo.
Simplemente aplica el spray en tus llantas sucias, deja actuar de 2 a 3 minutos y utiliza la pistola de agua a presión para enjuagarlo. Tras esto, deberías tener tus llantas como los chorros del oro y protegidas de la abrasión de otros limpiadores.