Con las nuevas formas de movilidad, ha aparecido un vehículo que, pese a que lleva rondando varios años atrás, no ha sido hasta ahora cuando se ha visto como la opción principal para acompañar a los 100% eléctricos. Hablamos del coche de hidrógeno, una alternativa de futuro que, aunque tímidamente, ya está en marcha para que nuestras calles lo empiecen a considerar. Pero, ¿qué hay con él? Desvelamos algunos puntos que podrías desconocer.
Otra propuesta de tecnología sostenible
El motivo por el que se esboza como la alternativa del futuro, básicamente, es que ya existe una infraestructura de abastecimiento que permiten un repostaje más rápido que los actuales tiempos de recarga de los coches eléctricos, y que dejan un ciclo neutro de carbono.
Esta es una propuesta que, como tal, se dirige hacia tecnologías más sostenibles, combustibles menos contaminantes y refuerzos estructurales que puedan lograr por reducir el gran peso medioambiental que llevan teniendo desde siempre los automóviles de combustión interna, diésel o gasolina. Porque sí; no solo los puramente eléctricos tienen cabida.
En este sentido, su tecnología tiene todavía mucho que decir, ya que se espera que en 2030 y solo en nuestro país circulen 5.000 vehículos movidos por hidrógeno. Esto haría porque su coste pueda ser similar al de un diésel que se encuentra en la actualidad. Asimismo, es verdad que hay preguntas que no todo el mundo conoce.
De qué trata
En primer lugar, cabe decir que estos constituyen la nueva generación de vehículos eléctricos. Esta tecnología de vanguardia se basa en una reacción química entre el hidrógeno y el oxígeno en el interior de sus pilas de combustible, en lugar de en la combustión de combustibles fósiles.
Actualmente, las pilas de combustible tienen un potencial de aplicación muy más amplio, de ahí que se formule como el paso adelante de la movilidad. Sin embargo, la principal diferencia con el 100% eléctrico es que este no se recarga mediante un enchufe. En su lugar, dispone de unos tanques de hidrógeno que mezclan ese gas con oxígeno para generar la propulsión del vehículo.
Actualmente, hay cuatro marcas que ya tienen un vehículo propulsado por esta tecnología en el mercado. Estas son las de Hyundai, BMW, Honda, Toyota y del superdeportivo Hyperion. De todas formas, Hyundai y Toyota son las firmas que más avanzadas están al respecto. En el caso de la coreana, tienen con su Nexo, el primero en España, un coche de hidrógeno a la altura de los mejores eléctricos. Para la japonesa, el Mirai es su primer buque estrella.
Qué ventajas tiene
Las fortalezas del hidrógeno se basan en que es un elemento muy abundante en el planeta cuyo combustible no genera emisiones. Además, puede transportarse y almacenarse a gran escala con relativa facilidad, cosa que no sucede con otras alternativas a la movilidad como es la electromovilidad.
Cabe mencionar la ausencia de emisiones, la gran autonomía (un kilo de hidrógeno permite recorrer unos 100 km) y la rapidez de repostaje (es tan sencillo como reponer gas natural). En su contra juega, sobre todo, la ausencia de una red de distribución y el coste del propio hidrógeno, que sale un poco más caro que la gasolina.
¿Es mejor que el eléctrico?
A día de hoy, salvo porque uno está bastante más avanzado que el otro, no hay demasiadas mejoras sobre una propuesta. Técnicamente, un coche eléctrico es un automóvil en el que las ruedas giran impulsadas por un motor eléctrico que obtiene la energía necesaria de una batería que se recarga en una toma de corriente. Mientras que, en el otro, esta pila de combustible está alimentada por hidrógeno, que, al combinarlo con oxígeno tomado del aire, genera energía eléctrica a bordo del vehículo.
El coche eléctrico tiene un precio inferior, pero también hace generar menos emisiones. Además, es más fácil dotar de infraestructuras de carga a este tipo de vehículos. Por otro lado, los coches de hidrógeno tienen una mayor autonomía y no le afectan las temperaturas, donde, además, el sistema de repostaje es más rápido y similar al actual de los diésel o gasolina.