Esta batería podría ser el avance más importante del coche eléctrico en una década

Las baterías son uno de los principales hándicaps de los vehículos eléctricos en la actualidad. Si bien han mejorado en los últimos años, su autonomía sigue siendo limitada y el tiempo de recarga es demasiado en comparación a lo que supone el repostaje de un coche de combustión. Sin embargo, hay un tipo de batería que podría cambiar las tornas y hacer que la movilidad eléctrica se convierta en la norma por carretera.
El número de coches eléctricos en España sigue creciendo, pero a un ritmo muy lento. Actualmente, hay 180.000 vehículos de este tipo por nuestro país. Pero el objetivo marcado por el Gobierno español es llegar a los 5 millones de coches eléctricos e híbridos enchufables para 2030.
Para cumplir con esa meta, los fabricantes de automóviles deben ponerse las pilas para mejorar los resultados. Actualmente, las baterías y el coste de estos coches no invitan a que las familias españolas apuesten por lo eléctrico y siguen prefiriendo alternativas de combustión.
La empresa Segula Technologies considera que eso está a punto de cambiar con el despliegue de las baterías de estado sólido. En una nota de prensa, comparten que es una de las principales apuestas de las compañías del sector de la automoción. Con ellas, esperan optimizar sus parámetros de sostenibilidad y Segula vaticina que serán una auténtica revolución para la industria de la movilidad eléctrica y el almacenamiento de energía.
El sector del transporte y la movilidad en España tiene aproximadamente 218.000 empresas y representa el 4,4% del PIB nacional, según recogen los datos del ICEX. Los 180.000 vehículos eléctricos que hay en el país ibérico no son demasiados y es que los consumidores no ven con buenos ojos la autonomía, la velocidad de carga y el precio que tienen estos coches a día de hoy. Con las baterías de estado sólido, se solucionaría el tema del tiempo de carga y la autonomía, aunque el coste seguiría siendo una preocupación.
Mariany De Jesús Chávez Cobo, ingeniera experta en baterías en la sede española de SEGULA Technologies, enumera tres desafíos a los que las empresas automovilísticas deberán enfrentarse para que las baterías de estado sólido se conviertan en la norma:
- La etapa de industrialización. Al ser una tecnología completamente nueva, las compañías deberán trabajar para que este tipo de baterías sean más confiables y asegurarse de que serán una opción duradera.
- Las microgrietas. Las baterías de estado sólido que se han desarrollado hasta el momento tienen problemas de agrietamiento. Al ser sólidas y no líquidas, también deberán resolver la pérdida de o debido a la deformación que sufren sus componentes tras varios cicos de carga y descarga.
- El precio. El coste de producción de las baterías de estado líquido ahora mismo es muy elevado. Hasta que esta tecnología no sea lo suficientemente madura y pueda producirse a gran escala y haya una cadena de suministros, será difícil que sea la opción por la que apuesten los fabricantes a nivel general.