Comprar un patinete eléctrico puede ser solamente el comienzo. Hay varios métodos para trucarlos y potenciar ciertas especificaciones, como conseguir subir la limitación de velocidad. Podemos sentirnos tentados a hacerlo, pero no es lo más recomendable desde varios puntos de vista.
A continuación vamos a repasar cuáles son los principales riesgos de
Cualquier fallo en freno, batería o motor podría suponer graves consecuencias en forma de accidente de circulación. Por ejemplo, necesitarás más distancia de frenada, y si no la calculas bien podrías tener una colisión con cualquier otro vehículo o incluso alguna persona. Tu seguridad es lo primero, así como la seguridad del resto de personas en la vía pública.
Mayor facilidad para que te multen
La DGT define a los VMP (entre los que se engloban los patinetes) como vehículos de una o más ruedas, con una plaza e impulsados por un motor eléctrico. Además, su velocidad máxima debe oscilar entre los 6 y los 25 km/h.
El motor de cualquier patinete está pensado para trabajar a la potencia a la que se configura para su venta. Si trucas el patinete para que el motor funcione a más potencia de la que viene configurada en el firmware, le estarás pidiendo más durante todo el tiempo, afectando a la larga a su durabilidad y podría provocar sobrecalentamientos que dañarían el motor y pueden provocar incidentes.
Al pedirle más potencia a la batería, la autonomía se verá reducida. A costa de conseguir mayor velocidad punta, tendrás que cargar tu patinete más a menudo y esto hará que la batería se degrade con mayor celeridad.
Mayores velocidades también afectarán a las ruedas, que son pequeñas y se verán más forzadas y se gastarán más, con lo que se verá comprometida su calidad, así como un sistema de frenado que podría gastarse antes o incluso romperse o hacerte derrapar, con el consiguiente riesgo de accidente.