El término USB hace referencia a unas siglas que corresponden a ‘Universal Serial Bus’, pero su definición va más allá de eso. Los USB son ‘buses’ de comunicaciones que siguen un estándar y define tanto los cables como los conectores y protocolos que sirven para la conexión, comunicación y alimentación entre ordenadores, periféricos y otro tipo de dispositivos electrónicos. Su desarrollo original se lo debemos a siete compañías tecnológicas entre las cuales están Microsoft, IBM o Intel -entre otras-, como resultado de una alianza de 1996. Pero, ¿qué tipos de USB existen?
La primera especificación completa del USB, es decir, el USB 1.0, se publicó en el año 1996. Sin embargo, no fue hasta el año 1998, con la llegada del USB 1.1 y su especificación, cuando se empezó a utilizar de forma masiva. Desde sus orígenes, este aparato estaba pensado para la conexión de periféricos como teclados, impresoras o ratones y, de hecho, fue desarrollado por un grupo de empresas del sector que buscaba unificar la manera de conectar periféricos a sus equipos.
En la época de su creación, existía poca compatibilidad entre Intel, Microsoft, IBM, Compaq, NEC, etc. Por ese motivo, muchas de estas grandes empresas se unieron, para establecer una especificación que permitiese este tipo de compatibilidad. Con el paso de los años, el espectro de dispositivos que cuentan con conexión es muchísimo más amplio, empezando por los teléfonos inteligentes, y el concepto USB es utilizado como estándar de conexión de periféricos. Actualmente, podemos conectar por USB distintos dispositivos: pendrives, reproductores de música, altavoces, discos duros, cámaras web, cámaras de fotos y muchos otros dispositivos y periféricos.
Aunque los estándares y conectores USB no son lo mismo, sí que son importantes para determinar los tipos de USB existentes e interactúan entre sí. Forman parte del conjunto que se requiere para usar esta tecnología que no deja de evolucionar con el paso del tiempo, por lo que, aunque actualmente existen unos cuantos, es posible que haya más en el futuro que nos permitan mayor velocidad, estabilidad de conexiones, seguridad y prestaciones adicionales.
En este artículo, vamos a hablar de los tipos de USB que ya existen, en qué consiste cada uno de ellos y en qué se diferencian del resto. Además, cabe destacar que existen otros que se salen de esta clasificación por ser diferenciadores de la marca.
Estándares de USB
Entre los tipos de USB podemos hacer distinción por el estándar, o por la especificación. En función de la clasificación contaremos con una u otra velocidad de transferencia de datos. Es importante diferenciarlos de los conectores, de los que hablaremos posteriormente, siendo uno de los más recientes y utilizados en la actualidad el C (pero hay A, B, C y sus versiones micro).
Versión | Velocidad |
---|---|
USB 1.0 | 1.5 Mbps |
USB 1.1 | 12 Mbps |
USB 2.0 | 480 Mbps |
USB 3.0 | 4,8 Gbps |
USB 3.1 Gen 1 | 5 Gbps |
USB 3.1 Gen 2 | 10 Gbps |
USB 3.2 | 20 Gbps |
USB 4.0 | 40 Gbps |
Thunderbolt 3 | 40 Gbps |
Thunderbolt 4 | 40 Gbps |
USB 1.0
Es el tipo de estándar más antiguo, aunque lo cierto es que hasta la versión 1.0 se pasaron por algunas versiones previas, como la 0.7, 0.8 o 0.9. De todos modos, lo consideran el estándar USB de menor velocidad. Este solía ser utilizado en ciertos periféricos, como los teclados, los ratones o las webcams, pero en la actualidad está completamente obsoleto.
Su tasa de transferencia era de hasta 1,5 Mbit/s (188 kB/s), muy baja en la actualidad, pero toda una novedad en la época de su lanzamiento. A pesar de la tasa de transferencia, es un estándar que se hizo muy popular por la facilidad de conexión entre dispositivos y la posibilidad de transmitir datos y energía con un solo cable.
USB 1.1 y 2.0
El USB 1.1 aumentó considerablemente la velocidad de transferencia de datos con respecto a la versión USB 1.0, pero el gran cambio no terminaría llegando hasta el lanzamiento de USB 2.0. Se convirtió en el estándar más extendido y contaba con las dos líneas del USB 2.0, que ofrecían 2,5 W. Su tasa de transferencia era de hasta 480Mbps y disponía de cuatro líneas, dos para datos y las otras dos para alimentación.
Una vez se instauró como conexión estándar el USB, los s comenzaban a reclamar mayor velocidad en la transmisión de datos (USB 1.1 multiplica por 8 y 2.0 x320 la velocidad del USB 1.0) y más potencia para la alimentación puesto que algunos dispositivos no eran compatibles con los 2,5W que suministraba la versión anterior. Si nos fijamos en las clavijas de conexión suelen ser de color blanco o negro.
Gracias a este nuevo estándar se pudieron conectar otro tipo de dispositivos como discos duros externos, webcams o equipos multifunción, impresoras y escáneres. En concreto, fue el aumento de la velocidad de transmisión de datos y de la alimentación lo que lo hizo posible.
USB 3.0
También conocido como ‘Velocidad superalta’ (3.0) ofrecía una velocidad de transferencia de hasta diez veces mayor que el USB 2.0 debido a que se incluyeron cinco os adicionales frente a las dos líneas de la versión anterior. A día de hoy, son muchas las placas base y portátiles que cuentan con puertos USB 3.0. La diferencia con la velocidad de transmisión de datos es abismal.
El conector del USB 3.0 es de color azul para diferenciarlo de los anteriores. Lo mismo sucede con los puertos, se intercalan el uso de ambos tipos de puertos (2.0 y 3.0) en muchos de los dispositivos. Podemos utilizar un dispositivo en un puerto diferente pero no estaremos aprovechando todo el potencial.
Si utilizamos un dispositivo con conexión USB 2.0 en un puerto 3.0, solo disfrutaremos de una tasa de transferencia de hasta 480 Mbps como marca el estándar. Por el contrario, si usamos un dispositivo con la versión 3.0 en un puerto anterior, nos veremos limitados al uso con velocidades de generaciones anteriores.
Con estas tasas de transferencia y alimentación, es posible conectar el USB 3.0 a otro tipo de aparatos que aprovechan todo el potencial, como los discos duros externos en televisores o para transferencia de archivos muy pesados entre distintos dispositivos. En un principio, el puerto USB 3.0 permite la transferencia de grandes archivos, como películas, series, o imágenes de software en poco tiempo.
USB 3.1 y 3.2
Son los denominados ‘Velocidad superalta +’ (3.1 y 3.2) y son capaces de ofrecer una velocidad de transferencia de 10 Gbps y 20 Gbps, respectivamente. Este último estándar, el USB 3.2, fue presentado a finales de la década pasada, por lo que es relativamente reciente.
Con el lanzamiento del USB 3.1 por parte de la USB-IF (asociación de la que son Intel, Microsoft, HP y Apple), salió también al mercado el famoso conector reversible de Tipo C que ahora está disponible en casi todos los dispositivos. Esta variante ofrece una potencial de alimentación de 2A sobre 5W y. en algunos casos, hasta 5A sobre 12V (60W) o 20V (100W) de manera que ya es posible alimentar con este estándar los ordenadores portátiles.
USB 4: hasta 40 Gbps
USB4 fue presentado en 2019 y está basado en la especificación del protocolo Thunderbolt 3 que Intel donó. Gracias a este estándar, el USB ha evolucionado todavía más, pudiendo mejorar con respecto a la especificación anterior. Entre las optimizaciones, encontramos que ahora se puede duplicar el ancho de banda, llegando a alcanzar velocidades de hasta 40 Gbps.
Sin embargo, cabe señalar que, para ello, es necesario usar dables de doble vía, algo que solo es posible si se cuenta con varios canales simultáneos de datos y de vídeo para sumar ancho de banda. Además, no todos los cables alcanzan esa velocidad, ya que hay algunos dispositivos con USB 4 que se quedan en velocidades de 10 o 20 Gbps.
Por suerte, la velocidad que ofrezca un cable no podrá ser inferior a esos 10 Gbps, que es la máxima velocidad de USB 3.1 Gen 2, aunque no se podrá saber qué cable es compatible con cada velocidad de un simple vistazo. Para comprobarlo, los s deberán fijarse en las especificaciones del producto que deben ofrecerse en las tiendas para conocer qué velocidad puede alcanzar un cable en concreto. Cualquier cable dual-lane USB 3.2 soportará 20 Gbps, pero, para llegar a los 40 Gbps, lo más seguro es que haya que comprar cables más caros.
Al igual que ocurre con memorias USB que usan el estándar USB 3.1, esos 10 Gbps (1,25 GB/s) no se alcanzarán en todos los dispositivos. Eso de debe a que la velocidad no solo depende del USB, sino también del propio aparato al que se conecte.
El protocolo es retrocompatible con los estándares anteriores, incluyendo USB 3.2, USB 3.0, USB 2.0 y Thunderbolt 3, aunque tendrá que ser mediante dongles si usas el conector no reversible. Los USB 4 solo pueden implementarse en conectores USB C, puesto que estos son los únicos que soportan USB Power Delivery, el protocolo de carga inteligente que gestiona la velocidad de carga de los dispositivos que conectemos.
Tipos de conectores USB
Además de las distintas especificaciones, existen diferentes formatos de USB. Las características físicas del conector vienen dadas por este formato que puede ser Tipo A, Tipo B. Tipo C, Mini A, Mini B, Micro A o Micro B. Pero, además, estos formatos hay que ‘combinarlos’ con las diferentes especificaciones en que están disponibles, de modo que como resultado tendremos todos los tipos de USB que existen o han existido anteriormente.
Por los ordenadores y los teléfonos inteligentes, y sus periféricos y rios, los más extendidos son los USB Tipo A en su especificación 2.0, así como el Micro B en su especificación 2.0. Ahora, sin embargo, se ha estandarizado el USB Tipo C entre los dispositivos móviles y sus periféricos y cada vez más dispositivos lo están adoptando como conector. Las ventajas en cuanto a velocidad de transferencia y capacidad de alimentación son indudables, pero también es más práctico porque es un conector reversible. Cada uno de tus dispositivos, aparatos o equipos se corresponden con un tipo de conector en concreto y solo funcionan con este o con algún adaptador.
Formato | Especificación | Esquema |
Tipo A | 1.0 – 2.0 | ![]() |
Tipo A | 3.0 – 3.1 | ![]() |
Tipo B | 1.0 – 2.0 | ![]() |
Tipo B | 3.0 – 3.1 | ![]() |
Tipo C | 3.0 – 3.1 | ![]() |
Mini A | 1.0 – 2.0 | ![]() |
Mini B | 1.0 – 2.0 | ![]() |
Micro A | 1.0 – 2.0 | ![]() |
Micro B | 1.0 – 2.0 | ![]() |
Micro B | 3.0 – 3.1 | ![]() |
USB Tipo A
Es el estándar que encontraremos en la mayoría de los cables USB y puede ser utilizados con los estándares USB 1.0, 2.0, 3.0 y 3.1. Ahora bien, los conectores con el estándar 3.0 se diferencian por contar con una pestaña interna. Dentro del tipo A, podemos encontrar el de mayor tamaño, la mayoría de los cables que se conectan a los puertos de un ordenador o portátil, tamaño «mini» utilizado principalmente en las cámaras digitales o el tamaño «micro» que es el que usan gran parte de los teléfonos móviles para cargar en el extremo que se conecta al dispositivo.
Este tipo de conector es el más utilizado en los adaptadores de corriente para cargar todo tipo de dispositivos en el extremo del cable que se conectar al adaptador. El otro extremo dispone del estándar necesario para cada dispositivo. Es el primer tipo de puerto USB que apareció en el mercado y, por tanto, el más veterano, para las versiones 1.0 y 2.9 estos tenían una línea en blanco, pero a partir de la versión 3.0 se adoptó el color azul para diferenciarlos de las generaciones anteriores. El enchufe USB-A de cualquier versión encajará en el receptáculo Tipo A de cualquier versión y viceversa.
USB Tipo B
Es el tipo de USB utilizado para la conexión de impresoras o escáneres, de ahí que también se le conozca como USB de impresoras. Su forma es bastante más cuadrada que la del tipo A y podemos decir que hay dos subtipos distintos, el habitual para los estándares USB 1. y 2.0 y otro con una forma algo distinta y una pestaña en su interior para el USB 3.0. Los conectores Tipo B en USB 1.1 y 2.0 son idénticos, por lo que el enchufe Tipo B de una versión encajará en el receptáculo de ambas versiones. Sin embargo, USB-B 3.0 viene en una forma diferente y, por lo tanto, no caben en los receptáculos de las versiones anteriores.
Es el tipo de conexión típica para dispositivos que trabajan con archivos multimedia o transmisión de imágenes como pueden ser cámaras de fotografía o vídeo de la época en que se popularizó este tipo de puertos. También hace uso de un conector de 4 pines con la misma configuración exacta. Los tipos de puerto USB A y B cambiaron la configuración añadiendo pines adicionales en la parte posterior del mismo. Añadiendo dos de ellos para la transferencia de datos, SSTX- y SSTX+ y otros dos para la recepción de datos, SSRX- y SSRX+ ampliando con ello la cantidad de datos que se transmiten por ciclo de reloj.
USB Tipo C
Es el tipo de USB más actual y se caracteriza por ser reversible, es decir, a diferencia con los tipos mencionados anteriormente, lo podemos conectar tanto de un lado como del otro sin ningún problema. Algo que no podemos hacer con ninguno de los cables USB Tipo A y sus variantes ni tipo B.
Además, es uno de los estándares que permite mayor potencia de alimentación y velocidad de transmisión de datos, de tal manera que es idóneo para ordenadores portátiles porque permite todo lo mencionado con un solo cable. El USB Tipo C apareció por primera vez con la tercera generación del estándar y, por tanto, no tiene versiones 2.0 y anteriores.
Actualmente, hay ocho tipos de cables USB C definidos en función de dos criterios: el tipo de estándar usado para transmitir las señales, y la cantidad de corriente que pueden transportar. Del primero tenemos cuatro tipos: USB 2.0, USB 3.2 Gen 1, USB 3.2 Gen 2, y Thunderbolt 3 (USB 4). Del segundo tenemos dos variables por cada cable, con 3 y 5 A cada uno.
¿Vas a comprar un cable USB?
Por lo general, la elección entre uno u otro dependerá del dispositivo que estés utilizando, que es compatible con algunos en concreto, pero, si es posible escoger entre varios, tendrás que tener en cuenta lo que ofrece cada uno. Los hay de diferentes precios teniendo la misma clasificación, por lo que también debemos fijarnos en su calidad. Aunque hay modelos baratos, estos pueden no ofrecer la misma calidad, durabilidad, garantías y confianza y son aspectos que uno debe valorar a la hora de la compra.
Casi todos los cables USB tienen precios bastante asequibles. Sin embargo, en función del modelo y la marca que busques el coste podría incrementar. Por ello, si estás valorando la compra de un cable USB a un precio más bajo, debes cerciorarte de cuál es su calidad, ya que a menor coste, peor suele ser su rendimiento o el material de fabricación. A ser posible, deberías buscar un cable de gama media-alta que no produzca fallos durante la transmisión de los datos.
Problemas de calidad
De hecho, un cable USB de mala calidad puede provocar interferencias, por lo que tus datos podrían llegar corruptos. También corres el riesgo de que la transferencia sea mucho más lenta, o que tu teléfono móvil deje de cargar o se dañe la batería, por ejemplo. Asimismo, los cables de buena calidad suelen tener un apantallado interno para evitar este tipo de problemas, así como el recubrimiento de plástico en la parte externa que es mucho más duradero y resistente que los cables USB de mala calidad o más económicos.
Por otro lado, si estás buscando un cable USB del tipo C debes recordar que estos son capaces de transmitir una gran cantidad de corriente de forma muy rápida, por lo que sí o sí deberán ser seguros. Si compras un cable de mala calidad podrías provocar que tu dispositivo reciba más energía de la que es capaz de soportar, por lo que los cortocircuitas acabarán dañándose. Este problema es de lo más habitual en algunos teléfonos móviles con puerto USB del tipo C, por lo que no deberías cometer el riesgo.
Además, si lo que buscas es un cable para tu smartphone, tendrás que buscar un cable USB compatible con carga rápida (en caso de que tu teléfono sea compatible con esta tecnología). De lo contrario, estarás perdiendo la posibilidad de utilizar esta tecnología en tu teléfono y lo que es más peligroso, tu teléfono podría incendiarse por sobrecalentamiento. En definitiva, a la hora de comprar un cable USB no deberías fijarte en el precio del mismo, sino en la calidad de sus componentes y su seguridad.
¿Para qué sirve el USB?
Este protocolo de conexión tan conocido, y que se diferencia en varios tipos, sirve para diferentes fines, entre los que debemos destacar:
- Conectar diversos periféricos a cualquier dispositivo electrónico para intercambiar datos
- Para conectar periférico a cualquier dispositivo, como ratón, teclado, webcam, altavoces, etc.
- Para cargar la batería del dispositivo
- Para desarrollar ciertas operaciones
- Para las memorias USB para almacenar documentos
- Para guardar aplicaciones portables o sistema operativo en memorias o dispositivos USB
Como podremos ver a lo largo de este artículo, el USB es el puerto de conexión, aunque en muchas ocasiones se utiliza para nombrar a las memorias USB que solemos utilizar para diferentes fines y que se conectan con este protocolo. Sin embargo, no son lo mismo.
Los pendrives, o memorias USB, cuentan con una memoria que se usa para almacenar y transportar datos. Esta puede ser de diferente capacidad (1 GB, 20 GB, 1 TB…). Cuanta mayor capacidad, generalmente cuestan más e incluso hay algunos almacenamientos que no son accesibles para el consumidor habitual. Los pendrives se conectan a un puerto USB, y el USB es la tecnología que lo permite.