Si vivís o veraneáis en la costa habréis podido comprobar que las mareas cambian con las fases lunares. Este nivel de subidas y bajadas del nivel del mar tienen relación con la Luna, pero no es el único elemento para ello.
¿Qué influye en las mareas? Vamos a repasar cuál es la relación entre nuestro satélite y las mareas.
Un fenómeno histórico
Ya en el año 330 a.C., el marino y explorador griego conocido como Piteas se percató de que, al salir del Mediterráneo, en el Océano Atlántico las mareas eran más acusadas si había Luna llena y Luna nueva, por lo que ya en la antigüedad era sabida la influencia que hace nuestro satélite en el comportamiento de nuestras aguas.

Más tarde, Johannes Kepler, astrónomo y matemático alemán conocido fundamentalmente por sus leyes sobre el movimiento de los planetas en su órbita alrededor del Sol insinuó que las mareas eran consecuencia de la atracción magnética que la Luna y el Sol ejercían sobre los océanos.
Por último, en Principia (nombre por el que se conoce a Philosophiæ naturalis principia mathematica) de Isaac Newton se introdujo el concepto clave en las mareas y nuestro lugar en el espacio: la gravedad.
La Luna y las mareas
Las mareas son el resultado de la combinación de cuatro efectos gravitatorios sobre la masa de agua de los océanos: la atracción gravitatoria de la Luna (nuestro satélite natural, situado a un promedio de 384.000 km de la Tierra), la atracción gravitatoria del Sol (situado a unos 150.000.000 km de nuestro planeta), la velocidad de rotación de la Tierra (se mueve sobre su eje a una velocidad en el ecuador de 465,11 metros/segundo) y, finalmente, la presencia de los continentes.
Una semana después de las vivas, cuando la Luna forma un ángulo de 45º con el Sol, durante los cuartos tanto creciente como menguante, las fuerzas de la Luna y del Sol se contrarrestan y están más calmadas las aguas terrestres, en un fenómeno conocido como las mareas muertas.