Habrá que ir haciéndose a la idea de que el mundo de las criptomonedas ya no será el mismo que hemos conocido en esta última década, al menos en España. La Agencia Tributaria ha activado un plan para luchar contra la parte “oscura” del mundo cripto. Para ello, ya está llevando a cabo inspecciones masivas tanto a inversores como a proveedores de servicios. Lo sorprendente es que incluso está actuando con esta contundencia antes de la aprobación de una normativa europea.
Hasta hace relativamente poco, las criptomonedas vivían en una especie de limbo legal en España. No existía regulación clara al respecto sobre su tenencia, compra, venta o declaración a efectos fiscales o patrimoniales. Sin embargo, ese escenario ha cambiado de forma radical en los últimos meses, y 2025 podría convertirse en el año de inflexión en el que todo cambiará para siempre.
El año en el que las criptomonedas perdieron (parte) de su atractivo
Según recoge el Plan Anual de Control Tributario y Aduanero, el foco de la Agencia Tributaria está ahora en las criptomonedas. Conscientes de que se trata de un negocio millonario en el que pueden sacar un buen rédito para las arcas públicas, se han marcado una serie de prioridades que ya están abordando.
Por ejemplo, quieren saber quien tiene criptomonedas, dónde las tienen almacenadas, qué movimientos se han realizado o qué beneficios se ha obtenido con su compra-venta, es decir, todo lo que atraía de las criptomonedas a muchas personas. Toda esta información ya está fluyendo desde diferentes fuentes como exchanges, bancos y plataformas internacionales.
Además, al prescribir a los 4 años las cuestiones fiscales en nuestro país, Hacienda tiene potestad para revisar movimientos hasta 2020. Según hemos podido saber, lo está haciendo en algunos casos con el resultado de multas y sanciones para algunos ciudadanos.
Una vez se apruebe la directiva DAC 8 tendremos multas de 200 euros por no facilitar la información o 300 euros por cada error o dato que no sea correcto. Los proveedores de servicios podrán ser dados de baja en caso de no cumplir con los requerimientos.
¿Y ahora qué pasa con las criptomonedas?
Sin duda, las criptomonedas van a registrar un antes y un después de la entrada en vigor de estas legislaciones. La filosofía original de las criptomonedas se basaba en la descentralización y la privacidad, pero todo eso se pone en entredicho con la entrada de los estados en la ecuación.
A todo el mundo le hacían gracia las criptomonedas entre 2012 y 2018, pero después vieron que eran algo sería que necesitaban controlar de alguna forma. Aunque han tardado, será 2025 el año en el que se marca un punto de inflexión sobre la tenencia de estos activos digitales. La gran pregunta es: ¿seguirán siendo atractivos para algunos perfiles?