Las redes WiFi podrían ir a peor los próximos años y gran parte de culpa es tuya

Un análisis llevado a cabo por un grupo de expertos en redes ha comprobado que el creciente número de dispositivos que funcionan a través de las redes WiFI podría provocar estragos en las conexiones del futuro.
Un simple vistazo a nuestro alrededor es más que suficiente para comprobar la amplia variedad de dispositivos que requieren de una conexión WiFi para poder funcionar. Pese a que convivimos con ellos de manera diaria, hemos normalizado tanto el hecho de que dependan de una red inalámbrica que no nos detenemos a pensar como esta situación podría afectar a las conexiones del futuro.
El equipo de investigación de CableLabs, especializado en la investigación de cables y de redes, ha realizado su particular análisis de cómo la situación actual podría impactar en las conexiones inalámbricas del futuro. Y sus resultados han sido claros: en cinco años, la calidad de las redes podría ser peor de la que tenemos actualmente.
¿El motivo? La congestión de dispositivos que están sufriendo bandas como la 6GHz, todavía en fase de despliegue en España, y el hecho de que cada vez incorporemos un mayor número de ellos a nuestro día a día.
El riesgo de tener una red cada vez más congestionada
Para llevar a cabo este análisis, CableLabs ha simulado la red WiFi de un edificio de doce pisos y una docena de apartamentos. A cada uno de ellos se le ha asignado de forma aleatoria diferentes canales y anchos de banda dentro del espectro ya mencionado. A partir de ahí, ha realizado una serie de cálculos que le permitan obtener el número máximo de dispositivos que se podrían conectar y el tráfico que podrían generar cada uno de ellos.
La conclusión que han alcanzado tras haber estudiado el comportamiento de las redes y proyectarlo a cinco años, es que muchos de los dispositivos que están conectados a la red WiFi sufren una pérdida de rendimiento durante los momentos picos de la conexión. Es decir, cuando existe un mayor uso de la red doméstica, como puede ser durante las últimas horas de la tarde o antes de acostarnos.
Son dos los indicadores principales que han manifestado este cambio de comportamiento: la latencia y la pérdida de paquetes, que afecta a todo tipo de aplicaciones y usos: desde FaceTime hasta juegos online, así como los productos de seguridad del hogar o las plataformas de streaming.
El 30% del edificio terminó siendo afectado
Las simulaciones llevadas a cabo detectan cómo se vieron afectados hasta el 30% de las conexiones que se realizaron desde dicho edificio. La pérdida de paquetes mencionada previamente se manifestaba entre un 2 y un 5%, en función de múltiples factores.
Conviene tener en cuenta que el estudio se realizó teniendo en cuenta la situación actual de Estados Unidos, pero podría replicarse en otros territorios, como el europeo, dónde también avanzamos hacia un escenario más dependiente de las redes inalámbricas por parte de un creciente número de dispositivos con los que interactuamos en nuestro día a día.
En el caso de que estas predicciones terminen por cumplirse, podríamos encontrarnos por primera vez con un retroceso de la calidad de la conexión con respecto a lo que veníamos disfrutando los años anteriores. No obstante, todavía es pronto para anticipar nada en nuestro territorio, más aún teniendo en cuenta que la banda sobre la que se ha hecho el estudio todavía es muy incipiente en nuestro país.