Chema Alonso está en la casilla de salida en Telefónica tras fracasar con sus principales proyectos. El mediático hacker está contando sus últimos días tras nueve años ocupando cargos de muchísima responsabilidad en la operadora.
José María Álvarez-Pallete fichó en 2016 al conocido hacker como Chief Data Officer (CDO) con el objetivo de «revitalizar»la compañía y crear un área tecnológica que se convirtiera en uno de los pilares de la cotizada. El expresidente quería darle ese toque de modernidad falto en muchas de las empresas del IBEX y ahí es donde Chema encajaba como anillo al dedo.
Según explicó Chema Alonso en su blog, «el grupo Telefónica quiso hacer un proyecto transformacional muy fuerte. Quería convertir la compañía en una empresa Data-Centric que pudiera tomar Data-Driven Decisions«. Un mensaje y sobre todo un lenguaje lleno de anglicismos que se convirtió en una constante del directivo del “gorro azul y patinete» ya que basó su imagen pública con un atuendo antagónico al de cualquier directivo del momento.
Pero dejando atrás los golpes mediáticos y el papel cuché, no tardaron en aparecer voces dentro de la compañía que cuestionaban el rendimiento, la viabilidad o el retorno de las iniciativas de Alonso, quien en cierta manera parecía vivir en una especie de jardín con juguetes tecnológicos, experimentando a su antojo con proyectos que visto lo visto, sirvieron de poco. A día de hoy, nueve años después y haciendo balance, el fiasco solo se puede calificar de importante, hecho que en la nueva era de la compañía conllevará cambios de calado.
La cuarta plataforma, el primer fiasco
La trilogía de proyectos imposibles empezó en septiembre de 2016, durante las jornadas de las telecomunicaciones de Santander, donde la operadora anunció que pretendía obligar a WhatsApp, Facebook o Google a pagar por los datos que usaban de sus clientes. Un farol de dimensiones planetarias que sería liderado por Chema Alonso a través de una plataforma donde informarían al cliente de los datos personales a los que podían acceder los gigantes tecnológicos. El fin, sensato pero imposible de lograr, era que cada cliente pudiera decidir si cedía esos datos gratuitamente o exigía un cobro a cambio de vender su privacidad. «Telefónica les dará herramientas a los clientes para que negocien directamente con las empresas de Internet» apostilló José María Álvarez-Pallete. Como se puede imaginar el golpe mediático fue instantáneo, terreno en el Alonso se movía como pez en el agua.
Dos años después nacía la famosa «cuarta plataforma«, sin duda uno de los proyectos de Chema que marcaría un antes y un después. Se trataba de una herramienta de Big Data que, jamás consiguió su objetivo, y que provocó problemas técnicos importantes a la operadora. De hecho, muchos proyectos fueron retrasados en la época por el desarrollo liderado por el jefe de los datos, lo que generó un malestar en las unidades de negocio. Fue el segundo gran proyecto, pero el primer gran fiasco de la operadora, ya que, además, consumió muchísimos recursos humanos y financieros.
Aura, otro fracaso descomunal
Pero todo se puede superar en esta vida y en esta trilogía no podía ser menos. De la famosa cuarta plataforma nació en febrero de 2018 Aura, una especie de asistente de voz con inteligencia artificial, otra de las muletillas preferidas del directivo, que se estrenó nada menos que en: Argentina, Brasil, Chile, Alemania, España y Reino Unido. El servicio permitía hablar con un supuesto entorno de Inteligencia Artificial para preguntar sobre la factura, los servicios contratados, el uso de datos y otros contenidos. Nada que no pudiera resolverse con una simple llamada o accediendo a la aplicación de Movistar. Pero Chema quería que fuera un paso más allá y que las máquinas con inteligencia demostrasen que podían ser mucho más efectivas que los humanos. En esta singladura, no podemos dejar de recordar una memorable intervención de
Nuevos aires para Telefónica
La llegada de Marc Murtra a la presidencia ha cambiado todo. La operadora está en plena reorganización y eso implica entradas y salidas a nivel de directivos. Chema Alonso será una de las personas reemplazadas en la operadora y eso que ha sido de los más privilegiados en el seno de la compañía. El conocido hacker era el único directivo con un contrato que le permitía dar conferencias cobrando por ello. Gracias a estos emolumentos y a su elevado salario, el hacker ha cambiado Móstoles por la exclusiva urbanización La Finca en Pozuelo de Alarcón a escasos metros de la casa de Kylian Mbappé.
Con los pies en el suelo y con la sensatez, algo que Murtra quiere implantar, los experimentos tecnológicos han tocado a su fin. Chema, obsesionado con lanzar y crear siempre cosas que compitieran con los grandes del mundo no ha dado ni una. Por mucho que lo niegue, intentó ser genio, pero se quedó en aficionado. Queda demostrado que el olimpo tecnológico de Silicon Valley y Cupertino queda, por mucho que le pese, a millones de años luz de sus ideas.