Cuando llega el calor a nuestras casas, encendemos el ventilador casi por instinto. Se vuelve una rutina. Lo colocamos cerca nuestra para que nos de directamente, lo apuntamos hacia nosotros y confiamos en que su movimiento nos salvará de una sofocante tarde de verano.
Sin embargo, muchos no saben que un mal uso del ventilador puede generar el efecto contrario. En lugar de enfriar el ambiente, podríamos estar calentando aún más nuestro hogar. Aunque suena a broma no lo es, y por eso es importante que conozcas los errores más comunes que cometemos a diario y que pueden estar tirando por la borda la eficacia del ventilador.
Algunos incluso pueden hacer que el propio aparato consuma más energía, así que si tu ventilador ya no enfría como antes, toma nota, porque podría deberse a un mal uso.
Evita estos fallos con tu ventilador
Lo usamos a diario, pero rara vez alguien nos ha explicado cómo hacerlo de forma correcta. Por eso, te contamos los errores más comunes y en qué situaciones debes prestar especial atención.
Colócalo correctamente
Es uno de los fallos más comunes y en el que no mucha gente piensa. Colocar incorrectamente el ventilador dentro de la habitación es dictar su sentencia en ese mismo momento. Mucha gente lo sitúa pegado a una pared o directamente apuntando hacia su cara o cuerpo, sin pensar en cómo circula el aire por la estancia.
aire acondicionado, el ventilador no enfría el aire, sino que lo mueve y redistribuye. Por tanto, si el aire no se renueva, el efecto que logremos puede ser contrario al deseado. El motor del propio ventilador genera un calor que, si la temperatura de la sala es alta, nos acabará provocando una sensación de bochorno que estará muy lejos de aliviarnos.
Dejar el ventilador encendido todo el día, ¿buena idea?
Muchos dejamos el aire acondicionado encendido todo el día y, además del gasto energético que supone, en un hábito que debemos cambiar. No tiene ningún efecto refrescante, sobre todo si ni siquiera estamos en la habitación. Ten en cuenta que el ventilador no baja la temperatura del aire, sino que mejora la sensación térmica cuando estamos presentes. Entonces, si no estamos en la estancia, lo mejor es apagarlo. Nuestro consejo es que utilices temporizadores o enchufes inteligentes que lo apaguen automáticamente tras un tiempo de uso.
Atención al polvo y al calor extremo
El polvo es otro de los grandes enemigos de los ventiladores. Si tu ventilador está sucio y tiene las aspas llenas de pelusas y suciedad, no solo las vas a distribuir por toda la habitación, sino que hará más ruido y perderá eficacia. Si las hélices del aparato acumulan demasiada suciedad, se alterará su aerodinámica y necesitará más energía para mover el aire, por lo que sí, hará más ruido y su potencia real caerá en picado. Nuestro consejo es que lo limpies, al menos una vez cada diez días en verano, y así estarás alargando también su vida útil.
Y no podemos olvidarnos del error más grave en plena ola de calor. Usar el ventilador con temperaturas extremas, según diversos estudios y recomendaciones de la OMS y Cruz Roja, podría ser contraproducente cuando la temperatura supera los 35 grados. En estas condiciones, el ventilador puede acelerar la deshidratación, ya que aumenta la evaporación del sudor pero no enfría el aire, por lo que nuestro cuerpo podría recalentarse sin apenas darnos cuenta. En estos casos, lo mejor es que te refresques con paños húmedos, duchas frescas o trates de ponerte a la sombra o en zonas frescas.
Lo más importante: no hagas inventos caseros
Probar cosas que nos dice nuestro vecino o amigo es algo que, bajo ninguna premisa, debemos hacer. Eso de colocar un cuenco de agua con hielo justo delante del ventilador para que el aire pase sobre el hielo y se enfría antes de llegar a nosotros puede ayudarnos, pero no pruebes nada más. Podrías estropear definitivamente el ventilador y tener que volver a invertir en uno por un error innecesario.
El ventilador es un gran aliado contra el calor, siempre y cuando lo sepamos utilizar. La mayoría de los errores que cometemos están relacionados con la intuición y la costumbre, y ahora que te los hemos explicado, no tienes excusa para no corregirlos.