Qué pasará con Telegram si la detención de su CEO Pável Dúrov se alarga más de la cuenta

Pável Dúrov, detenido en Francia y acusado de no facilitar a las autoridades información para atrapar a pederastas o hackers que habitan en su app, podría convertirse en un adalid de la libertad de expresión.
La detención del CEO de Telegram, Pável Dúrov, tras aterrizar en Francia este lunes está propulsando un gran debate sobre la seguridad en la red y la libertad de expresión. No se sabe cuánto podría alargarse esta detención, pero la justicia sa achaca al emprendedor ruso de una serie de delitos que podrían sumar hasta 20 años de cárcel. El presidente francés, Emmanuel Macron, aclaró este mismo lunes que no se trataba de una «decisión política», y que Francia seguía plenamente comprometida con la libertad de expresión.
Aunque no podemos saber con exactitud qué pasará, en lo que podemos pensar primero ante esta situación es en el más desconocido hermano de Pável Dúrov, Nikolai Durov. Aunque Pável es el CEO de Telegram, y la cara visible de la plataforma, su hermano Nikolai, programador, le ayudó a fundar la app de mensajería en 2013. Ya habían trabajado juntos en el lanzamiento previo de VK, otra red social que es de las más populares en Rusia en la actualidad.
¿Qué implica para sus s?
Dado que Telegram no es una compañía pública (aunque ya estaban considerando hacerlo) el control de la misma está limitado sobre todo a su CEO o su círculo cercano. Círculo en el que encontramos a su hermano, cuatro años mayor que Dúrov, que sigue activo dentro de la compañía tal y como se desprende de su perfil de LinkedIn. Lo que esto puede indicarnos es que, de prolongarse o complicarse el proceso judicial en el que ha entrado Dúrov, su hermano probablemente sea el siguiente en la fila para dirigir la compañía o, al menos, con el mayor poder de decisión.
Esto puede tranquilizar a los más simpatizantes con la filosofía de la aplicación, ya que lo más seguro sería ver una continuidad en el funcionamiento básico de la app, que seguirá enfocada en la privacidad y la encriptación total de los mensajes.
Por supuesto, no solo personas con esta ideología pueden entrar a defender la app, sino que otras personas preocupadas por el derecho a la privacidad en sí podrían ver en Telegram una forma de desplante a esta decisión de la justicia sa. Además, no sería correcto juzgar que Telegram es una herramienta de desinformación rusa cuando, precisamente, su CEO tiene una relación pésima con su país de origen. Por todo ello, el número de s de la app podría subir en las próximas semanas, y Dúrov convertirse en un mártir de la libre expresión si su detención no se resuelve favorablemente para él.
Con Telegram en el centro de la actualidad, nuevos intentos de coartar la app como el que ocurrió en España hace unos meses, cuando varios operadores la acusaron de permitir el tráfico de contenido con copyright (las IPTV), serán incluso más impopulares, ya que sus s levantarían la voz en señal de protesta. Para los reguladores, sin embargo, una condena a su CEO podría ayudar a legitimar sus quejas sobre la piratería dentro de la app.