Aunque hay que confesar que, cada vez que Apple saca un nuevo modelo de iPhone, a todos se nos va un poco la mirada ante las nuevas funciones y atractivas estéticas que incorporan, es esencial tratar de evitar el consumismo y alargar al máximo la vida útil de nuestros dispositivos.
No se trata solo de ahorrar, sino de ser más sostenibles, evitando comprar más teléfonos de los que necesitamos, usando el que tenemos hasta que sea imposible exprimirlo más, y reciclándolo debidamente cuando no quede más remedio que renovar móvil.
Pero la adicción al móvil o redes sociales que a tantas personas afecta actualmente, contribuye a que, de tanto uso, nuestros smartphones se desgasten antes. Pero no es tanto la cantidad de uso, como la forma en que lo usamos, lo que determina cuántos años de vida útil cumplirá el aparato antes de tener que tirarlo. Algunos de estos buenos hábitos ya los sigo naturalmente desde hace tiempo, pero hay otros que he descubierto recientemente y que deberíamos compartir.
Algunos tienen que ver con el cuidado del software y del móvil en sí, otros con la forma en que cargamos el dispositivo, y otros con pequeños ajustes que pueden cambiar una gran diferencia con el tiempo.
Protección del móvil
Lo primero es lo más obvio: lleva siempre tu móvil con funda y protector de pantalla. En realidad no es tontería recordarlo, ya que en mi caso, por ejemplo, a veces salgo con el iPhone sin la carcasa porque echo de menos ver la parte trasera, que es bonita y, al final, has pagado por un iPhone, entre otras cosas, por lo bonito que es estéticamente. Sin embargo, deberíamos limitarnos a llevarlo sin funda solo por casa (y aun así, justo se me cae de la cama en ese momento).
También deberías usar el modo ahorro siempre que puedas ya que, de todas formas, nunca se nota un peor rendimiento por tener este modo activado.
Ajustes que disminuyen el desgaste
Usar la conexión WiFi gasta menos batería que usar la red móvil. Usa WiFi siempre que puedas, y evita tener la iluminación de la pantalla al 100%. Esto último, sobre todo, si usas el móvil en la cama o en tu habitación en condiciones de poca luz o de noche (no solo será mejor para tu móvil, sino también para tus ojos).
Por otro lado, hay que tener en cuenta qué apps tenemos instaladas. Unas apps consumen más energía y potencia que otras, por lo que deberías acostumbrarte a cerrarlas del todo después de usarlas, en lugar de dejarlas abiertas en segundo plano.
Finalmente, no te olvides de reciclar debidamente el dispositivo cuando vayas a abandonarlo, o de venderlo como segunda mano para fomentar la economía circular si sigue funcionando. Antes de hacer esto, no te olvides de borrar de forma segura tus datos, cosa que se puede hacer fácilmente con la restauración de fábrica disponible tanto en Android como en iOS.
Con todo ello, lograremos gastar dinero tontamente, y también disminuiremos la grave contaminación que pueden llegar a causar estos dispositivos al ser desechados. Sobre todo su batería.