El satélite de rayos X de la NASA Chandra ha captado los movimientos de una estructura cósmica por primera vez. En concreto, la onda expansiva y los escombros de una estrella que explotó se alejan del lugar de la explosión y chocan con una pared de gas.
Los astrónomos estiman que la luz de la explosión de la supernova llegó a la Tierra hace unos 1.700 años. Sin embargo, el remanente de supernova creado por la explosión, que recibe el nombre de MSH 15-52, es uno de los más jóvenes de la Vía Láctea. La explosión también provocó la creación de una estrella magnetizada muy densa llamada púlsar, que luego hizo estallar una burbuja de partículas energéticas, una nebulosa emisora de rayos X.
Un suceso histórico
Desde la explosión el remanente de supernova, hecho de los escombros de la estrella destrozada, más la onda expansiva de la explosión y la nebulosa de rayos X han ido cambiando según se expanden hacia el espacio. En concreto, el remanente de supernova y la nebulosa de rayos X ahora son parecidos. Algunos de estos escombros de la explosión se mueven a velocidades aún más rápidas de más de 11 millones de millas por hora.
Un nuevo estudio ahora informa qué tan rápido se mueve el remanente de supernova asociado con la mano, cuando golpea una nube de gas llamada RCW 89. El borde interior de esta nube forma una pared de gas ubicada a unos 35 años luz del centro de la explosión.
Más o menos el 30% de las estrellas masivas que colapsan para formar supernovas son de este tipo. Los grupos de escombros que se ven en el remanente de supernova de 1.700 años de antigüedad podrían ser versiones más antiguas de los que se ven en Cas A en longitudes de onda ópticas en términos de sus velocidades y densidades iniciales.
Esto significa que estos dos objetos pueden tener la misma fuente para sus explosiones, lo que probablemente esté relacionado con la forma en que explotan las estrellas con capas de hidrógeno despojadas. Sin embargo, los astrónomos aún no entienden los detalles de esto y continuarán estudiando esta posibilidad.