La mayoría de dispositivos actuales utilizan una unidad de estado sólido (Solid State Drive o SSD en inglés) para su almacenamiento interno. Estas ofrecen una gran capacidad para guardar archivos de todo tipo localmente y, además, son menos sensibles a los golpes, no generan ruido, son menos pesadas y ofrecen baja latencia. Sin embargo, pueden surgir problemas que impidan la lectura de la SSD. Muchas veces la solución es tan sencilla como recurrir al truco del ciclo de energía.
Si alguna vez has ido a encender el ordenador y te has llevado un disgusto al darte cuenta de que no reconoce la SSD, prueba con el método del ciclo de energía para tratar de recuperar el a la memoria interna. Antes de que cunda el pánico y de darlo todo por perdido, conviene fijarte si puedes arreglar el problema de este modo. Es un proceso relativamente sencillo de seguir y, además, te ahorrará el dinero que planeabas gastar para ir a una tienda de reparaciones.
El truco del ciclo de energía en Windows
Hay muchos motivos por los que una SSD puede dañarse. Desde un fallo eléctrico o no tener actualizado el firmware hasta por el famoso pantallazo azul de Windows. Cuando eso ocurre, el PC deja de detectarlo y dificulta el a lo que hayamos guardado. Si el fallo tiene que ver con algo relacionado con la energía, puede resolverse fácilmente, aplicando el método del ciclo de energía, que funciona en la SSD estándar, NVMe o M.2.
Solo tendrás que dejar la pantalla de BIOS encendida durante 30 minutos, apagar el dispositivo 30 segundos y repetir el proceso dos veces. Es decir, el proceso y los tiempos son idénticos, pero lo que cambia es lo que debemos hacer con la SSD. Si cuando encendamos el ordenador por tercera vez, tras una hora y un minuto haciendo el método del ciclo de energía, vuelve a reconocer la SSD como de normal, significará que el error tenía que ver con la energía y que lo hemos resuelto.
Del mismo modo que ocurre con la SSD que sí que tiene cables, no siempre tendremos la suerte de arreglar el problema con este truco. Pero conviene probarlo. Si funciona, ahorraremos dinero; si no, solo habremos gastado 61 minutos.