Los bancos suelen contar con un catálogo de servicios muy diversos con el fin de gestionar nuestro dinero de la manera que más convenga a sus clientes. Son los clientes los que deben seleccionar el tipo de cuentas que más les interese para optimizar sus finanzas. Entre las distintas opciones que suelen presentarse, las más comunes en la mayoría de entidades bancarias son las cuentas corrientes y las cuentas de ahorros. En este artículo, te detallamos las diferencias entre cada una y sus ventajas, para que elijas cuál es la mejor opción para ti según tus necesidades.
Las entidades bancarias nos ofrecen diferentes tipos de cuentas con características muy diversas entre sí. Pese a que en un primer momento pueden causar cierta confusión, dada la similitud aparente entre ellas, la realidad es que cuando nos detenemos a analizarlas con detalle encontramos ventajas en cada una de ellas que pueden resultarnos interesantes dependiendo de nuestro perfil de cliente.
Una de las dudas más habituales que surgen cuando queremos contratar una cuenta para poder domiciliar nuestros pagos, hacer transferencias, un Bizum o recibir en ella nuestra nómina o nuestras facturas. La mayoría de los bancos nos ofrecen dos opciones: una cuenta corriente y una cuenta de ahorro. Pero, ¿sabes cuáles son las principales diferencias entre ellas? Te lo contamos.
¿Qué es una cuenta corriente?
Lo más habitual es que los s abran una cuenta corriente. Es un tipo de cuenta bancaria diseñada para poder gestionar el dinero como nos plazca. Los clientes con una pueden ingresar y retirar fondos con total libertad, realizar pagos, domiciliar recibos y recibir ingresos, como la nómina.
Se trata de un producto bancario que ofrece a su titular o titulares la posibilidad de guardar su dinero en una entidad bancaria y tener completa libertad para operar con él. Además, es bastante habitual que vinculemos esta cuenta a una tarjeta de débito. Así, podemos usarlos para pagar en tiendas, restaurantes o plataformas online para comprar cualquier producto o contratar un servicio.
En las cuentas corrientes que tenemos con nuestra entidad también podemos domiciliar nuestros pagos más habituales, como el alquiler, el recibo del móvil o las facturas del agua y de la luz. De este modo, no tenemos que acordarnos constantemente de realizar estos pagos periódicos, sino que todo se realiza automáticamente.
¿Y una cuenta de ahorro?
Con una cuenta de ahorros, es más difícil disponer del dinero en cualquier momento. En este caso, se trata de un tipo de cuenta bancaria pensada para guardar el dinero, sin usarlo, y, en ocasiones, puedes ir generando intereses con el tiempo. Si bien hay entidades que te permiten sacar dinero cuando te apetezca, como Trade Republic, el objetivo es que no operes con ella. Eso se debe a que, con el saldo depositado, muchas veces te ofrecen cierta rentabilidad.
Normalmente, los s la utilizan para guardar sus ahorros. De este modo, crean un ‘colchón’ o fondo por si surge alguna emergencia, como una derrama en un piso o por si se estropea la lavadora, o con una meta en mente, como comprar una vivienda o un coche.
En el caso de que las cuenta de ahorro sea remunerada, como es habitual, cuenta con la ventaja de que va a ofrecernos un porcentaje cada una cierta frecuencia sobre el total del capital que tengamos en ella. Lo más normal es que el interés sea pagado de forma mensual, pero también puede ocurrir que se abone diariamente, por lo que deberemos informarnos sobre esta cuestión antes de decantarnos por una u otra opción.
Las cuentas de ahorro tienen la ventaja de que el dinero siempre está disponible, al contrario de lo que ocurre con un depósito o con una inversión, por lo que no conlleva ningún tiempo de riesgo y nos ofrece una gran flexibilidad para utilizar nuestros ahorros siempre que queramos.
Cuáles son las principales diferencias
Ahora que ya tenemos claro en qué consiste una cuenta de ahorro y una bancaria, posiblemente ya puedas hacerte una idea de cuáles son sus principales diferencias. Las características clave que nos permiten diferenciar una opción de la otra son las siguientes:
- La disponibilidad del dinero. En ambos casos, vamos a poder acceder al dinero que tenemos guardado en nuestras cuentas en cualquier momento. Sin embargo, sí que conviene conocer que en el caso de las cuentas de ahorro retirar el dinero supone perder a los intereses que nuestro dinero está generando. De hecho, nos encontramos con entidades bancarias que remuneran a partir de una cierta cantidad con intereses más atractivos. Un aspecto a tener en cuenta a la hora de decidir desde qué cuenta queremos retirar dicho dinero.
- Los intereses. Como ya hemos mencionado previamente, los intereses son uno de los principales elementos que diferencian a ambos tipos de cuentas. Mientras que las cuentas corrientes no suelen estar remuneradas o lo están con intereses más bajos, no ocurre lo mismo con las cuentas de ahorro. En este segundo caso, las entidades nos ofrecen un cierto interés a cambio de guardar nuestros ahorros en dicha entidad. Estos intereses suelen ser algo inferior al interés que ofrece el BCE a las propias entidades.
- El uso de la cuenta. Las cuentas corrientes se utilizan para gestionar nuestros gastos e ingresos del día a día. Con ellas, hacemos transferencias, enviamos un Bizum o pagamos la hipoteca o el alquiler, por ejemplo, además de otros muchos s. En el caso de las cuentas de ahorro, no es tan habitual que haya movimientos de capital, especialmente desde la cuenta hacia al exterior. Una práctica habitual consiste en ingresar una cierta cantidad de dinero mensual para que el capital sobre el que se remunera vaya creciendo y, desde modo, generemos unos mayores intereses.
- Requisitos de contratación. Ninguno de los dos productos requiere de grandes requisitos para realizar la contratación pertinente. En el caso de la cuenta de ahorro, sí que es posible que tengamos que domiciliar la nómina o la pensión para acceder a intereses más atractivos, pero no siempre es así y dependerá de los bancos con los que llevemos a cabo la contratación. En el caso de los neobancos, por ejemplo, no es habitual que tengamos que cumplir con varias exigencias. Con un dispositivo móvil vamos a poder realizar la contratación de una forma muy sencilla en unos pocos minutos.
Las cuentas corrientes y las de ahorro guardan interesantes diferencias entre sí que conviene conocer antes de realizar la contratación. En ambos casos, nos encontramos con dos productos que son muy utilizados para gran parte de las personas y que, en función de nuestras necesidades, pueden llegar a ser muy interesantes para todos aquellos que quieren obtener una cierta rentabilidad sin poner en riesgo su dinero.
El aspecto positivo que tienen las cuentas de ahorro es que cuentan con promociones muy interesantes que conviene estudiar periódicamente, puesto que pueden servirnos para generar un extra de interés durante un periodo determinado con el que obtener un mayor rendimiento sobre nuestros ahorros.