He cambiado la Smart TV por un proyector de tiro corto durante un mes ¿volveré?

El “cine en casa”, es una aspiración que tienen muchos pero que es difícil de conseguir. Los más puristas indican que no hay nada como ver la proyección en la pantalla y otros que aman la inmensa calidad que ofrecen las pantallas LED actuales. Sin entrar a valorar qué es mejor o peor, hemos hecho la prueba de cambiar durante un tiempo la televisión del salón por un proyector de tiro corto. Y estas han sido nuestras sensaciones.
Para la ocasión, de lo que nos despedíamos era de una pantalla de 55” 4K OLED, quizás el estándar que más se repite en cada casa y nos encontrábamos con un salón en el que, como en la mayoría, no es ni estético ni práctico colgar un proyector del techo.
Un proyector te cambia el salón de una casa
Es por ello que recurrimos a algo que está cada vez más de moda y, apostamos, a que podréis ver cada vez más en cada casa, un proyector de tiro corto. Estos dispositivos nos permiten colocar el sistema al lado de la pared que vamos a usar para proyectar la imagen. Es una forma para que toda la estancia, a efectos de decoración, de un vuelco total ya que desaparece ese “tótem” que es la Smart TV que se convierte siempre en el centro sobre el que gira toda la habitación y que muchos aficionados al interiorismo odian profundamente.
En la siguiente imagen podéis ver una simulación del espacio que se libera en un mueble al cambiar el televisor antes mencionado por el proyector.
Cabe destacar que, por la noche, evidentemente, es cuando más se disfruta y se agradece un proyector en lugar de una pantalla. Con la vista cansada de todo el día, los ojos agradecen – y mucho – el que lo que tenemos ante nosotros no emita luz, sino que la refleje. Siendo mucho más agradable y menos cansado la experiencia ante la pantalla.
Pero no sólo de ver películas y series vive el “homo digitalus”. Cómo habéis podido suponer si tenéis el ojo entrenado, hemos conectado también una videoconsola al sistema y los resultados no podrían ser mejores.
Sin lag, sin retardo, y… ahí va un pequeño truco que no se puede tener con una Smart TV, podemos hacer “crecer” en pulgadas la pantalla solo con separar unos centímetros de la pared el proyector para disfrutar aún más… pero también, adaptarlo a un espacio más pequeño en el que un televisor lo único que hace es molestar (especialmente interesante en habitaciones más pequeñas).
Es un producto que, aunque tiene unas generosas dimensiones, podemos transportarlo sin problemas a cualquier estancia de la casa ya que, en realidad, solo tiene un cable y pegarlo a cualquier pared para poner ahí la pantalla hace que puedas montar, como hemos dicho, desde un cine de verano a una sesión de cine infantil en la habitación de los peques.
Por otra parte, permite cambiar totalmente la concepción de la distribución del salón, sin necesidad de que gire en torno a donde pones la TV. Y finalmente, podemos adaptarlo a cualquier vivienda – y si estás de alquiler, unas veces tu TV es demasiado grande y, en otras, pequeña – porque al ser de tiro corto no hay problema con la distancia al sofá.