Orange se ha convertido en una marca habitual y querida para muchos, pero todavía los hay que nos acordamos de su llegada allá por 1998, a tiempo para estrenar el milenio y convertirse en uno de los agentes destacados en la innovación y transformación digital de la sociedad española. Han pasado 24 años y la operadora “naranja”, como se la conoce coloquialmente, ha hecho mucho más que vender fibra, minutos o gigas – aunque eso también lo ha hecho y no le ha ido nada mal -.
Decisiva en la historia de la sociedad de la información en España
Los más veteranos internautas recordarán cómo, hace dos décadas, la conexión a internet dependía de la red de cobre que, gracias a la tecnología ADSL, ponía a prueba la paciencia de los s para acceder a páginas como eresMas, Wanadoo o Ya.com, que, con el tiempo, se convirtieron en tres de las piezas que dieron forma a lo que hoy es Orange. Las compañías ofrecían velocidades de 128 kbps o, en el mejor de los casos, 2Mbps/300 kbps en tarifas planas que se pagaban en miles de pesetas.
En telefonía móvil, el punto y aparte fue la llegada de la tecnología 3G, que permitía una navegación más fluida en internet con la que sacar partido de los primeros iPhone que llegaron al mercado en 2008 desbancando a los móviles Nokia o Blackberry que, hasta ese momento, ocupaban una posición hegemónica. Las llamadas de voz y SMS empezaban a dejar paso a videollamadas, grupos de WhatsApp y redes sociales.
Ahora no concebimos un teléfono sin 5G que nos permita ver contenido en alta definición o alcanzar velocidades en casa de varios “gigas” para disfrutar de mil y un servicios online. Pero para llegar desde donde estábamos en los albores del año 2000 a la situación actual hace falta el compromiso de grandes empresas como Orange que, por dar una cifra de referencia, ha invertido 35.000 millones de euros desde que empezó su actividad en España.
En este sentido, como empresa responsable con el planeta, Orange se ha fijado el objetivo de convertirse en una empresa neutra en carbono para 2040. Y no es algo baladí porque el aumento del tráfico en Internet exige a las compañías más y más recursos en forma de equipamientos, refrigeración de servidores, etc. ¿Cómo pretende lograrlo? Pues con la misma fórmula que en los últimos 24 años, invirtiendo. En concreto en energías renovables, promoviendo así una economía circular y mejorando la eficiencia energética. Sirva como ejemplo que, entre 2015 y 2021, Orange ha reducido el consumo por gigabyte de su red móvil en un 95%.
A punto de cumplir cinco lustros en España, no deja de ser satisfactorio que una empresa como Orange se mantenga con el mismo espíritu inconformista, de “podemos hacer más” tanto en la transformación digital, la transición ecológica como la cohesión social. Son los pilares de su actividad y, sin duda, necesidades tanto del país como del mundo en general. Alineando unas y otras permiten vislumbrar un mañana bastante optimista.