No habrá libertad de precios para Telefónica, al menos no en los que se refieren a las cuotas fijas que cobra a los s ya sean de abono mensual o de conexión y siempre que la Comisión Europea esté de acuerdo y no disienta con el análisis del regulador español. Y es que la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) ha modificado su veredicto sobre el denominado mercado de de telefonía fija. La decisión de la CMT supone una mala noticia para Telefónica, y para los s por el control de precios que supone, y una buena para el Gobierno, que no tendrá que temer subidas de la cuota en el medio plazo, con el efecto inflacionista que tendrían.
Para los consumidores sería una buena noticia siempre que Telefónica hubiese optado por elevar tarifas en caso de ser libre para ello, algo que es imposible de saber.
En cualquier caso, el regulador ha elaborado un extenso análisis de la situación para argumentar su decisión. A su juicio, la situación de Telefónica en un mercado como el de particulares en telefonía fija, que cuenta con más de doce millones de clientes y en el que el ex monopolio tenía una cuota superior al 85% en 2004, obliga a vigilarla. «La posibilidad de elevar los precios por encima de su nivel competitivo se presenta a priori como un comportamiento claramente rentable para Telefónica, habida cuenta de la carencia de alternativas de para la mayor parte de los s finales», explica la CMT.
«Adicionalmente», añade el regulador, la operadora «podría realizar prácticas de precios discriminatorias, tanto en términos de clientes como geográficas, con el fin de maximizar el beneficio en función de las alternativas con que cuenten los s finales».
La solución que ha encontrado la CMT para evitar el peligro es fijar los precios de Telefónica, algo que la Comisión Europea recomienda para los casos en que la regulación mayorista no permita controlar las tarifas finales a los clientes y la situación del operador dominante en el mercado haga que el riesgo de cargos excesivos sea alto.
Junto con esta decisión, Telefónica tendrá otras obligaciones de transparencia y comportamiento, y se vigilará que su conducta no sea abusiva.
Expediente sancionador y penalizaciones por retrasos
La propuesta enviada a Bruselas no es el único documento que hizo público ayer la CMT y que tiene como protagonista a Telefónica; hay otros y no son positivos.
El más contundente es el que se refiere al comportamiento del ex monopolio con los distribuidores de sus tarjetas prepago. La CMT cree que son revendedores o clientes mayoristas de Telefónica y que, por ello, el trato de favor que les ha dado va contra la normativa. Para el regulador, este comportamiento puede ser objeto de sanción, así que le abre un expediente y, por si acaso hay más ilegalidades, remite la actuación de Telefónica al Servicio de Defensa de la Competencia y al Ministerio de Consumo.
Por otra parte, Telefónica también ha sido forzada a dar a Jazztel las peticiones que ha formulado y será penalizada si se retrasa.